lunes, 23 de marzo de 2015

Contracorriente

Las previsiones eran malas: mal tiempo, lluvia, bajas temperaturas....la primavera se estaba resistiendo a llegar y, tras un leve periodo de calor, el frío y las nubes habían vuelto a hacer acto de presencia.
Las sensaciones eran poco halagüeñas: sólo había podido hacer dos sesiones esta semana, jueves y sábado, ésta última un rodaje suave con los compañeros del club. Después de los 30 kms. del sábado junto a Salva, ayudándole a preparar su debut en la Maratón de Madrid, y del Cross de Orgegia del domingo, mi cuerpo había vuelto a sentir las misma molestias que había sufrido tras cada maratón: muslos duros como piedras, gemelo y tendón de Aquiles izquierdos con serias molestias....Nada ayudaba a pensar que podría ser una buena carrera
Las dudas eran muchas: ¿le estaré perdiendo el respeto a la distancia?, ¿podré volver a correr como en Torrevieja o habrá sido todo un espejismo? ¿el paso de los años empieza a hacer mella en mi? Aunque llevo poco tiempo en esto de correr, me voy acercando a los cuarenta sin remedio y tal vez, sólo tal vez, es posible que haya podido disfrutar durante poco tiempo de mi mejor forma física y sea la hora de ir viendo como los tiempos van aumentando exponencialmente.
Y llegó el domingo. Se trataba de la Media Maratón de Elche. La más antigua del mundo.
Suena el despertador a las siete de la mañana, pero a mi me pilla ya despierto desde hace más de media hora. No he pasado buena noche, he dormido poco más de cinco horas. Tras mi habitual desayuno y mi ritual previo a una carrera paso a recoger a mis compañeros Jordi, Raquel y José Joaquín. Llegamos a Elche y parece que al fina el tiempo nos va a hacer un favor y no tiene pinta de llover.
Tras unas cuantas fotos y muchos deseos de que todo vaya bien, nos disponemos cada uno en su cajón de salida. Jordi, Salva y Pere, una de las últimas incorporaciones al club, y un servidor hemos decidido ir juntos. Nuestros ritmos y tiempos son parecidos. Suena el disparo y comenzamos a correr, no sin un pequeño parón debido a la cantidad de corredores que se han dado cita en esta mañana de domingo.
Transcurren los primeros kilómetros y los tobillos empiezan a dolerme. Tal vez no he calentado suficientemente. Aunque no hace mal día, las nubes y el sol se han combinado para que reine una sensación de bochorno que nos va a acompañar todo el recorrido. Pero a pesar de todo, poco a poco, voy acostumbrándome al ritmo que nos hemos marcado: 5 min/km. Se trata de llegar a 1:45 y si se puede bajar, mejor, pero sin presión alguna. Las avenidas de Elche son anchas y podemos correr con tranquilidad, lo que facilita que vayamos escalando posiciones. De hecho, nos unimos pronto a César y Juanfran, otros compañeros Urban, y compartimos con ellos apenas un par de kilómetros hasta que los perdemos de vista detrás nuestra. Luego nos enteraríamos de la pájara que había sufrido Juanfran, por lo que no nos pudo seguir.
Siempre mirando el reloj y controlando los excesos de confianza y los acelerones, llegamos hasta la mitad de recorrido, coincidiendo con la subida a uno de los puentes que atraviesan esta ciudad. Es allí donde Salva comienza a sentir los efectos de no haber llegado en perfectas condiciones a la carrera y, poco a poco, se va quedando más rezagado hasta que es incapaz de seguir nuestro ritmo. Llegados a este punto, nos dejamos llevar por las buenas sensaciones y apretamos un poco más, siempre cuidando de no llevarnos por la euforia.
Y llega el momento clave, km. 13. Jordi, que viene de correr el Maratón de Sevilla, comienza a sentir molestias y tampoco puede seguirnos y decide aflojar para no forzar en exceso, ya que tiene pensado correr el Maratón de Madrid. Y es entonces cuando Pere, como si le fuera la vida en ello, decide demarrar. Comienza a alargar la zancada y marca un ritmo endiablado de 4:30 min/km que me cuesta seguir en determinados momentos. Ya llevaba varias carreras mejorando tiempo y parece que no ha tocado techo aún. De hecho, a falta de seis kilómetros vemos cerca, muy cerca el globo de 1:45. El objetivo parece conseguido, ahora toca aguantar.
Pero es ahora, en el km. 17, cuando empieza la verdadera carrera. Pere sigue pletórico y vamos engulliendo kilómetros y posiciones, dejando a muchos corredores atrás. Sin darme cuenta, empiezo a apretar el ritmo, me encuentro fenomenal. Las sensaciones y dudas del principio parecen desvanecerse con cada zancada. Y también Pere, ya no le veo, se ha quedado atrás, justo antes de entrar en el Palmeral.
Los geles y la continua hidratación para compensar el calor han hecho efecto y voy disparado hasta la meta. Es en el último kilómetro cuando parece que noto el esfuerzo de la carrera y bajo un poco el paso, pero justo en ese momento, en una de las ultimas curvas del recorrido, aparecen los entrenadores y el presidente del club, el gran José Manuel Albentosa, (que ostenta el récord de la prueba, nada menos) que con sus gritos y ánimos consiguen que saque las pocas reservas de energía que me quedan para poder completar la prueba en un nada desdeñable tiempo de 1:43:48.
Finalmente, he conseguido de nuevo una carrera con prácticamente todos los kilómetros por debajo de 5 min/km. He logrado tener buenas sensaciones en toda la prueba y, lo más importante, lograrlo con la mejor compañía, la de mis compañeros de club. Sin su apoyo y esfuerzo todos mis logros no serían posibles. Muchas gracias a tod@s!

What´s next?


 
Foto de la familia Urban que se desplazó a Elche
 
Que gran grupo: (de izq. a der.) Jordi, Pere, Salva y un servidor


Y esto es lo más importante: disfrutar con lo que haces.

1 comentario:

  1. Eso disfruta y no te preocupes de los tiempos, que ya vendrán buenos.....

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